NIÑOS GRANDES…LOS GRANDES OLVIDADOS
Hace unos días mientras impartía un taller de formación en el que enseñaba a los padres a dar masaje a sus hijos, fui testigo de una conversación entre un niño de unos tres años y su madre. Mientras la madre masajeaba la espalda de su hijo, el peque se giró y le dijo; “Mami dame en los mofletes de arriba (trapecios y elevadores del omóplato) que me duele”
Y ahí se produce la “MAGIA”, ese instante, ese momento en el que esa madre entiende que su pequeño necesita el masaje y no porque lo digo yo; no lo dice Juana Mari Guirado que a su niño le duele el cuerpo y necesita masaje, se lo está diciendo SU PEQUE y ante eso, ya no hay duda.
Tú, que estás leyendo mi artículo, tienes posturas que forman parte de tu rutina diaria, al caminar, al dormir, en el trabajo, en clase, gimnasio, viendo la tele o conduciendo… posturas que te provocan sobrecargas musculares; sufres de stress, ansiedad, nervios, que se aferran a tu espalda, cervicales…pues un niño también.
Hay que prestar más atención a los mensajes que muchas veces nuestros hijos nos envían sin necesidad de que nos digan nada, ya que al igual que todos nosotros, ellos y en su mundo, también sufren de estrés, de ansiedad, de tensiones que se acumulan en su espalda y del terrible dolor de cervicales

Al igual que ocurre con los adultos, esas tensiones les hacen adquirir malas posturas que forman parte de su rutina diaria, y se van desarrollando de manera imperceptible mientras caminan con la pesada mochila llena de libros, mientras duermen, en el colegio mientras están sentados en clase, durante la educación física o en el gimnasio, mientras ven la tele en casa o mientras juegan, unas posturas dañinas que les provocan una serie de sobrecargas musculares que necesitan ser tratadas
Creer que en su universo infantil los niños son siempre felices y no tienen problemas es dar la espalda a la realidad. Un examen, un partido de fútbol, no tener el juguete que tiene su amigo y que él quiere…. son problemas que a ellos les afectan emocionalmente y que somatizan en dolores físicos más habitualmente de lo que muchos padres creen, de ahí la importancia que tiene el masaje como liberador de tensiones y cómo no de “comunicación”.
Todos somos conscientes de la necesidad del masaje a los bebes para relajarlos, evitar cólicos, gases, crear y afianzar ese vínculo entre madre/padre y bebé y cada dia después del baño normalmente, les dedicamos ese ratito a realizarles un masaje con aceite… hasta que el bebé tiene un añito, dos a lo sumo. Y ahí viene “la barrera”.
Y llegados a este punto es cuando me gustaría hacer hincapié en una contradicción que parece que se acepta sin más y es donde a mí me surge la duda y donde yo os pregunto ¿por qué un bebé necesita masaje, una mujer necesita masaje, un hombre necesita masaje, y un niño de 2 a 18 años no, salvo por prescripción médica por un esguince o cualquier otra lesión?
Si miramos atrás a tiempos, culturas y civilizaciones ancestrales tenemos constancia del uso del masaje desde 2700 años antes de Cristo; en el Antiguo Egipto ya usaban los masajes.
Si esta técnica, lleva tantos años haciéndose y ha llegado a nuestros días es por sus múltiples beneficios; si somos conscientes de tales beneficios para la salud, ¿por qué se los negamos a los niños “grandes”?
En estas fechas en que nos encontramos en las que niños y adultos andamos inmersos en escribir las cartas a los Reyes Magos o al gordito de rojo, yo os animo a pedirles salud; salud a través del masaje para niños y adultos. Como profesional siempre recomendaré que los masajes se den a todo el mundo y como no, a esos…
“Niños grandes…los grandes olvidados